Os agolpais alrededor del vecino y téneis bellas palabras para ello. Pero yo os digo: vuestro amor por el prójimo es vuestro mal amor hacia vosotros mismos. Huísteis hacia el prójimo saliendo de vosotros mismos y os gustaría de ello hacer una virtud: pero yo veo a través de vuestra falta de egoísmo.
El “tú” es más antiguo que el “yo”; el “tú” ha sido declarado sagrado, pero todavía no el “yo”: así que se abalanza el hombre hacia su prójimo.
¿Os aconsejo yo el amor al prójimo? ¡Mejor todavía os aconsejo la huída del prójimo y el amor al más lejano! Más alto que el amor al prójimo es el amor al más lejano y al venidero. Más alto aún que el amor a los hombres es el amor a las cosas y los fantasmas. Este fantasma que corre delante de tí, hermano mío, es más hermoso que tú; ¿por qué no le das tu carne y tus huesos? Pero tú tienes miedo y corres hacia tu prójimo.
Vosotros no lo soportais con vosotros mismos y no os quereis lo suficiente: por eso quereis tentar al prójimo al amor y doraros con su engaño. ¡Quisiera que no soportarais a ninguna clase de prójimos ni a sus vecinos! Así tendríais que crear, desde vosotros mismos, a vuestro amigo y su corazón desbordante.
Vosotros os invitais a un testigo, cuando quereis hablar bien de vosotros. Y cuando lo habeis seducido a pensar bien de vosotros, pensáis vosotros mismos bien de vosotros.
No sólo miente quien habla contra su conocimiento, sino más aún quien habla contra su ignorancia. Y así habláis de vosotros mismos en el trato y engañais con vosotros al vecino.
Así habla el necio: el contacto con los hombres corrompe el caracter, especialmente cuando uno no tiene ninguno.
Uno va hacia el prójimo, porque se busca a sí mismo, y el otro, porque querría perderse. Vuestro mal amor a vosotros mismos os hace de la soledad una prisión. Los más lejanos son los que pagan vuestro amor hacia el prójimo; y cuando estáis ya cinco juntos, debe siempre morir un sexto.
Tampoco amo vuestras fiestas: encontré en ellas demasiados actores, y también los espectadores se comportaban a menudo como actores.
No os enseño al prójimo, sino al amigo. Que el amigo sea para vosotros la fiesta de la tierra y un presentimiento del superhombre. Yo os enseño al amigo y su corazón rebosante. Pero hay que saber ser una esponja, si se quiere ser amado por corazones rebosantes. Yo os enseño al amigo en quien el mundo yace completo, un cuenco del bien, el amigo creador, que siempre tiene un mundo completo para regalar. Y como para él el mundo se desenrrolló en pedazos, así se le vuelve a enrollar en anillos, como el devenir del bien a través del mal, como el devenir del propósito nacido del azar.
Que el futuro y lo más lejano sean para tí la causa de tu hoy: en tu amigo amarás al superhombre como tu causa.
Hermanos míos, no os aconsejo el amor al prójimo: os aconsejo el amor al más lejano.
Así habló Zaratustra.
Traducción revisada con asistencia de IA basada en la arquitectura Transformer. Edición orientada por el texto alemán (Colli y Montinari) y la división estructural de Walter Kaufmann.
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